MANAGER DE ARTISTAS; ANTES, DESPLAZADA POR LA VIOLENCIA: PAOLA OCHOA DUQUE “Una historia de superación, reconciliación y verdad”

Tal vez escribir o hablar de mi vida sin mascaras me pude asustar, pero con el pasar del tiempo entendí que hay personas que saben de mi historia y me aprecian por mi calidad humana y profesional, me respetan por lo que soy y no se detienen a juzgar mi vida. También debo reconocer que hay muchas otras personas que desconocen mi pasado y quizás por eso en ocasiones me he sentido maltratada, a lo mejor por no tener muchos cartones, títulos, lujos o una sangre azul. A veces también me detengo a pensar que los seres humanos vemos pasar la vida presumiéndole a una sociedad desigual y moralista.
Soy Paola Ochoa Duque, una desplazada por la violencia quien lleva en su mente y en su corazón la muerte de una madre, a quien años atrás la vi morir por grupos al margen de la ley, lo más triste es que esa madre… era la mía. Ya entro a los 40 años y en mi corazón no existe mayor regocijo que haber superado paulatinamente mi condición de desplazada y haber perdonado en mi corazón a todos aquellos que me sacaron corriendo de mi tierra natal Berlín – Caldas, a una Bogotá fría y sin oportunidades.

A veces recuerdo con nostalgia mi pasado en Berlín y en mi hermosa Medellín cuando tenía mi propio grupo de teatro (“Andromeda Show, Alpha Y Omega”) y era conocida como una alegre teatrera, quien podía sonreírle a la vida y al mismo tiempo ver crecer en ese entonces a mi pequeña hija Jennifer Ochoa. También soy orgullosamente una madre cabeza de hogar porque al igual que muchas mujeres de mi país, creí en el amor de un hombre que no lo fue tanto para responder como un verdadero padre.
En ese entonces durante esa oleada de violencia en Departamentos como Antioquia Y Caldas mi hija solo tenía 10 años y al morir mi madre la vida me obligo a ser mamá también de mis 3 hermanos, Un hermano menor y dos mellizas de 12 años; a los cuales tuve que entregar mi vida pero primero teniendo que olvidar la mía. Así tuve que conocer Bogotá, pero no por vacaciones, sino por necesidad, esa misma necesidad que desconocía hasta perder a mi madre, quien de alguna forma me había demostrado en vida, que yo tendría un futuro asegurado donde había desde finca, carro y ganado vacuno, hasta principios y valores familiares que a la final eran lo más importante, ahí entendí que la violencia no distingue clases sociales y que podía tocar la puerta de ricos y pobres.

Llegué a Bogotá a empezar de cero y mi juventud se trasformó de risa en llanto y de alegría en tristeza, pero sin duda, de una gran abundancia a una profunda necesidad.
Toqué muchas puertas pero honestamente muy pocas se abrieron. Empecé vendiendo ropa y buscando como subsistir honradamente. Para ese tiempo decidí por gracia de Dios retomar a como diera lugar mi faceta de actriz y logré conocer a Humberto Rivera – uno de los mejores jefes de casting de este país, quien me dio una mano y hoy en día reconozco que le debo gran parte de lo que soy, al igual que él, Dios y la vida me ha ido mostrando otras personas que también han contribuido con mi desarrollo profesional y mi crecimiento personal, a todos ellos les agradezco profundamente por esa nobleza y ese buen corazón, porque al día de hoy me siguen dando trabajo y siguen creyendo en todos mis artistas.
De esta forma fui conociendo el mundo de la televisión y el espectáculo a mayor escala, donde logré incursionar con personajes pequeños mientras iba conociendo lo que me deparaba el destino. Luego Dios me fue guiando y vi en el personal de apoyo – mal llamados “extras”, la posibilidad de formar una agencia para proveer personal de esta línea para hacer televisión y comerciales, mientras transcurrían 5 largos años donde trabajaba día y noche obligada a sonreír para levantar una familia que dependía totalmente de mí.

En 2007 después de haber conocido el mercado de los audiovisuales, decidí soñar más en grande y apostarle a representar artistas de calidad y desde muy abajo fundé mi propia empresa de representaciones artísticas, donde encarno los intereses de muchos actores de gran trayectoria y de incuestionable talento. Justamente en estas semanas se lanzará la página web de mi compañía (www.paolaochoa.tv) donde se mostrará con hechos lo que ha sido mi gran deseo de superación.
Hoy en día me siento orgullosa porque esos pequeños niños que eran mis hermanos son unas personas de bien. El primero de esos pequeños (Fredy) ya es médico y mis hermanas ya terminan negocios internacionales y derecho respectivamente. Por otro lado mi hija Jennifer Ochoa, es estudiante de psicología, actriz y subgerente de mi compañía: “Paola Ochoa Representaciones”. Hemos crecido con el pasar de los años y ya contamos con nuestro propio coach de actuación, un equipo asesor en todos los procesos, que van desde nuestra secretaria y contador, hasta nuestro abogado y jefe de prensa. Actualmente entiendo que tantas privaciones bien valieron la pena y que la violencia no la propicia solo quien empuña un arma, sino también quien desprecia a otro ser humano.

Hoy quiero que las personas entiendan que no hay que llorar sino hay que luchar todos los días, pero también debes aprender a untarte de mantequilla para que todo resbale y jamás debes sentarte a esperar nada de nadie, porque solo tu trabajo dará frutos y tú eres el resultado de tus propias decisiones. No me avergüenzo de mi verdad y me gustaría que estas líneas que retratan mi triste historia, puedan impulsar a muchos otros que como yo, han vivido de frente el drama de la violencia y se motiven a seguir luchando sin importar los obstáculos que se atraviesen en el camino, porque el triunfo puede estar a la vuelta de la esquina.

Posted by pulido